El proyecto Líbano
En un país que lleva décadas sumido en una crisis política y económica permanente, los discapacitados lo tienen muy difícil. Eso es algo que comprobó Franziskus von Heereman cuando en 1997, recién terminados sus estudios de secundaria, viajó por primera vez al Líbano. Este joven alemán visitó varias instituciones para personas que sufren minusvalías psíquicas o físicas y se quedó horrorizado ante las condiciones en las que estaban los internos. La atención se limitaba a las necesidades más básicas y a muchos se les ponían camisas de fuerza o se les mantenía en un estado de mansedumbre a base de medicamentos. Von Heereman tuvo una idea: organizar un campamento de verano para que los internos pudiesen escapar de la tristeza de su día a día. Un año más tarde regresó acompañado de 27 amigos y puso en práctica su idea con la ayuda de la Orden de Malta de Alemania. En un campamento situado en los montes del Líbano, jóvenes voluntarios empezaron a atender con gran dedicación a personas con graves discapacidades. El proyecto Líbano existe ya desde hace quince años y cada vez se hace más grande.
